Agua sin cianuro de minería, aire sin agrotóxicos, lagos sin
hidrocarburos, ríos sin contaminación de pasteras: un ambiente sano,
entendido como parte de los derechos humanos. Así lo exigen desde hace
décadas asambleas socioambientales, campesinos e indígenas. En una
medida inédita, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH)
acaba de expedirse en línea similar: afirmó que existe una “relación
innegable entre la protección del medio ambiente y la realización de
otros derechos humanos”. El máximo tribunal destacó que los Estados
deben respetar y garantizar estos derechos humanos y que tiene la
obligación de evitar los daños transfronterizos.
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