Footprints - Praia do Castelejo, Vila do Bispo, Algarve

sábado, 4 de agosto de 2012

Brasil abre la boca



Brasil es voraz. Y su arte es antropófago. Brasil come y se deja comer. Así lo indica la partida de nacimiento de las vanguardias artísticas en ese país, el Manifiesto antropófago, publicado por Oswald de Andrade en 1928. Fue el reconocimiento de su diversidad cultural, del valor de ese mestizaje hasta entonces menospreciado en relación a la cultura europea. Casi un siglo después —y tras duros vaivenes históricos y económicos—, el país sudamericano (que ocupa el 47% de ese continente) es una de las “nuevas centralidades” del arte contemporáneo. “Brasil está en ebullición, cada vez hay mayor actividad en torno al arte contemporáneo, museos, galerías, mucho grafiti y street art. Especialmente toda la producción urbana en las periferias es muy fuerte. Estamos en un momento muy especial”, dice Marcelo Mattos Araújo, secretario de Cultura del Estado de São Paulo, museólogo y exdirector de la pinacoteca de esa ciudad durante la última década.

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