Considerado como una de las figuras fundamentales de la pintura europea, Rembrandt fue famoso hasta el siglo XIX por sus grabados y aguafuertes que comercializaba personalmente a través de la empresa familiar que creó con su hijo Titus y su esposa. Tras su quiebra económica, en 1656, muchas de sus planchas fueron a parar a comerciantes que no dudaron en seguir sacando provecho económico de su fama, por lo que Rembrandt ha acabado siendo uno de los autores más imitados durante siglos, en Europa y en Latinoamérica, donde triunfaron sus trabajos llenos de pasión religiosa.
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