Al visitar un sitio especial, algunos turistas sienten la tentación de volver a casa con un souvenir cuanto más exclusivo mejor: una piedrecita de un monumento, algún objeto poco vigilado.... Pero cuando, en 1989, el artista sueco Carl Michael von Hausswolff visitó el campo de concentración de Majdanek, en Polonia, fue un poco más allá.
Von Hausswolff se las ingenió para hacerse con un puñado de cenizas pertenecientes a las víctimas que murieron allí y se las llevó a su estudio de Estocolmo.
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