El origen del mundo (L’ origine du monde), el famoso cuadro pintado en 1866 por Gustave Courbet (1819-1877) en el que se ve en primerísimo plano el sexo velludo de una mujer, ¿tiene también cara? Según afirma el semanario francés Paris-Matchen su última edición, la respuesta es sí. El rostro de la dueña de uno de los cuerpos desnudos más audaces, explícitos y perturbadores de la historia del arte, está —estaría— pintado en un pequeño óleo de 33 x 41 centímetros que ha sido objeto de una larga y rocambolesca investigación. Pero algunos expertos manifiestan su radical escepticismo, y el Museo de Orsay, donde se expone la obra desde 1995, guarda un prudente silencio.
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