Hace casi medio año desde que dos artistas gallegos, Néstor Prieto (Ourense, 1982) y Francisco Brides, (A Coruña, 1970) decidieron montar un centro artístico alternativo y diferente. No querían subvenciones ni ayudas institucionales. La autogestión y la independencia eran esenciales. El lugar tenía que servir de centro de exposición y residencia de artistas, en la estela de la Rijksakademie de Ámsterdam. Las empresas privadas serían las encargadas de contribuir al sostenimiento del proyecto. Ambos, residentes en Madrid desde hace tiempo y con experiencia en el centro Cabeza en Lavapiés, conocían un lugar idóneo: una antigua nave de la estación de Atocha, dedicada en su momento a la formación ferroviaria de los trabajadores, propiedad de Adif.
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