Aunque el movimiento de hombres por la igualdad surgió en los años 70 en
los países nórdicos, en España no es hasta los años 80 que se empieza a
visibilizar este movimiento, cuya entrada en escena ha provocado
diferentes reacciones. Según señala Luis Bonino: “son acusados por
otros hombres de promover la cultura del hombre “blando”, emprender
cruzadas junto al feminismo contra la masculinidad, promover el culto a
la emoción e impulsar el fracaso masculino”.
Tampoco gozan
de la confianza de algunas mujeres feministas que lo ven como unos
“infiltrados” dentro del movimiento, dudando de sus intenciones al creer
que en realidad les motiva un deseo de seguir manteniendo cuotas de
poder, ahora dentro de un marco más igualitario.
Todo esto genera un debate que podría definirse en los siguientes
términos: Parece obvio y evidente que las mujeres por sí solas no pueden
conseguir todos los profundos cambios sociales que requiere la
construcción de un mundo igualitario, se precisa para ello de manera
inevitable la participación activa de los hombres pero…
Sem comentários:
Enviar um comentário