Hace unos días el gobierno cubano impidió la entrada al país de un grupo
de personajes unidos por la fascinación hacia el desprestigiado dogma
neoliberal, la necesidad de apuntalar desinflados proyectos políticos en
sus países y también otras motivaciones non sanctas. Es el caso de Luis
Almagro, secretario general de la OEA, quien se desvive para cumplir el
papel que le han asignado el Comando Sur de las Fuerzas Armadas de
Estados Unidos y las derechas locales en la desestabilización de los
gobiernos verdaderamente independientes de nuestra América.
A mediados del año pasado trascendió un documento firmado por el almirante Kurt Tidd, jefe del mencionado comando, que explicaba la Operation Venezuela Freedom-2, segunda fase de un plan subversivo contra Venezuela que describe con asombrosa fidelidad lo que viene intentando hacer la contrarrevolución en ese país. Aquí entra Almagro, inmoral y gris personajillo que desde su cargo de canciller de Uruguay fingió simpatizar con los gobiernos revolucionarios y populares de América Latina y el Caribe para hacerse con la secretaría general de la OEA. Al referirse a la distribución de tareas en el intento de derrocar al presidente Nicolás Maduro, dice el Comando Sur: “en el plano internacional hay que insistir en la aplicación de la Carta Democrática, tal como lo hemos convenido con Luis Almagro Lemes, Secretario General de la OEA…” Si fuera por Almagro, Temer, Macri y otros de su ralea, ya el instrumento que indica el almirante se habría aplicado a Venezuela para excluirla y aislarla, como se hizo con Cuba en 1962. El problema es que no se cuenta con los votos, como explicó el argentino a empresarios españoles que lo acogieron en Madrid encantados con sus acciones y planes entreguistas.
A mediados del año pasado trascendió un documento firmado por el almirante Kurt Tidd, jefe del mencionado comando, que explicaba la Operation Venezuela Freedom-2, segunda fase de un plan subversivo contra Venezuela que describe con asombrosa fidelidad lo que viene intentando hacer la contrarrevolución en ese país. Aquí entra Almagro, inmoral y gris personajillo que desde su cargo de canciller de Uruguay fingió simpatizar con los gobiernos revolucionarios y populares de América Latina y el Caribe para hacerse con la secretaría general de la OEA. Al referirse a la distribución de tareas en el intento de derrocar al presidente Nicolás Maduro, dice el Comando Sur: “en el plano internacional hay que insistir en la aplicación de la Carta Democrática, tal como lo hemos convenido con Luis Almagro Lemes, Secretario General de la OEA…” Si fuera por Almagro, Temer, Macri y otros de su ralea, ya el instrumento que indica el almirante se habría aplicado a Venezuela para excluirla y aislarla, como se hizo con Cuba en 1962. El problema es que no se cuenta con los votos, como explicó el argentino a empresarios españoles que lo acogieron en Madrid encantados con sus acciones y planes entreguistas.
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