El levantamiento de Al-Aqsa plantea un doble dilema tanto al primer
ministro israelí, Benjamin Netanyahu, como al presidente de la Autoridad
Palestina (AP), Mahmud Abbas. Netanyahu ha sido objeto de duras
críticas por parte de los medios de comunicación y de la arena política
israelíes, que le culpan del grave deterioro de la situación de
seguridad tras haber colocado las consabidas puertas electrónicas en las
entradas de la mezquita de Al-Aqsa. Netanyahu que se presenta a sí
mismo como el “amo de la seguridad”, afirmando haber conseguido grandes
logros en ese terreno, se sorprendió por el levantamiento de Al-Aqsa,
que redujo su margen de maniobra y reveló al público israelí,
especialmente a las bases de la derecha, que es incapaz de obtener los
resultados deseados.
Sem comentários:
Enviar um comentário