Fatima fue una de las activistas de los derechos de la mujer más
precoces de Oriente Próximo. Nieta de un imán de mezquita, hija de una
madre licenciada y un padre maestro de escuela, fundó a los 14 años la
Asociación de Mujeres Intelectuales, mientras estudiaba en el instituto,
y organizó la primera huelga de mujeres en Sudán contra la decisión de
la administración de eliminar las asignaturas de ciencias y
reemplazarlas por “labores” y “Materias de familia”. Su país, entonces
llamado “Sudán Anglo-Egipcio”, se encontraba además bajo el control de
los colonialistas británicos, y ella y sus compañeras tuvieron que
combatir de forma simultánea en varios frentes.
Una vez terminado el instituto, su padre, un fanático, le impidió
estudiar en la universidad (a pesar de haber sido admitida) pensando
quizás que así podría contener a su subversiva hija. ¿Y qué hizo ella?
Afiliarse al Partido Comunista Sudanés.
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