Cuando se tienen en cuenta las atroces condiciones humanitarias de Gaza
resulta imposible no recordar lo que dijo el consejero del gobierno
israelí Dov Weisglass en 2006 cuando se inició el bloqueo israelí: “La
idea es poner a los palestinos a dieta, pero no hacerlos morir de
hambre”. Es discutible hasta que punto sigue siendo válido hoy este
cruel cálculo inicial ya que los palestinos de Gaza padecen problemas de
salud que son consecuencia directa de las restricciones que Israel
impone a la comida de la que dispone la población, del bloqueo ilegal
impuesto al enclave y del desastre provocado por los bombardeos
periódicos de Gaza. El último bombardeo importante fue la “Operación
Margen protector” en 2014.
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