Robert Thompson y Benjamin Davis, miembros del
Partido Comunista estadounidense, a su salida del Palacio de Justicia
Federal de Nueva York en 1949. Stieglitz, C. M. | Library of Congress 10
de Septiembre de 2019
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Entre
los días 21 y 23 de junio se celebró en Chicago, Illinois, la trigésimo
primera convención del Partido Comunista de EE.UU. (CPUSA por sus
siglas en inglés). Una convención más o menos de un partido
aparentemente marginal en el panorama político norteamericano sería
despreciable si no fuera porque da comienzo a la celebración de sus cien
años de existencia. Una china en el zapato de uno de los países más
anticomunistas del mundo, o, lo que es lo mismo, de uno de los países
más fervorosamente capitalistas de la Tierra. Cumplir un siglo de edad,
como lo hace el CPUSA estos días, expresa perfectamente la fuerza de una
organización que, más allá de su tamaño real, unos 5.000 miembros en la
actualidad, ha sido y es columna vertebral de las luchas obreras y
sindicales, de la reivindicación y defensa de los derechos civiles, y de
los movimientos contra la guerra en EE.UU.
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