En su genial análisis del autogolpe acometido por Luis Bonaparte el 2 de
diciembre de 1851, Karl Marx acuñó el concepto de Bonapartismo para
designar la imposición de un poder personal legitimado popularmente por
la hegemonía de una elite burocrática-militar y la voluntad de preservar
la independencia del Estado respecto a la sociedad. Es una salida en
donde las fuerzas antiliberales se atrincheran en el aparado del Estado y
en que la clase burguesa está dispuesta a abdicar al ejercicio del
poder a cambio de la preservación de sus intereses económicos y de sus
privilegios.
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