Algunos visitantes de Madrid se extrañaban, sobre todo en navidades, cuando escuchaban lo de una UVA no comestible en la capital. UVA era el acrónimo de Unidad Vecinal de Absorción, y se refería a un barrio. Hubo otras en el país, pero las más llamativas eran las madrileñas. Fueron seis, construidas en solo tres meses en 1963, y se hallaban en seis antiguos pueblos anexionados a la ciudad pocos años antes: Fuencarral, Vallecas, Canillejas, Pan Bendito (en Carabanchel), Villaverde y Hortaleza. Salvo la última, se trataba de realojamientos provisionales para unos cinco años, pero duraron mucho más; un camino intermedio entre la infravivienda y un hogar digno, se dijo. La de Hortaleza era a pagar en 40 años, y es la única que sigue en gran parte en pie.
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