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terça-feira, 1 de novembro de 2022

Brasil enrojeció

 Tras una semana tensa, en la cual un apoyador de Jair Bolsonaro hirió a policías con tiros y granadas y una diputada bolsonarista persiguió un hombre negro por la calle, armada con una pistola, la población brasileña se expresó. Había llegado la hora de poner fin a uno de los gobiernos más destructivos de la historia del país. Derrotar a Bolsonaro y su política de muerte se convirtió en una cuestión de honor, favoreciendo la formación de alianzas nunca vistas. Fue una campaña bastante despolitizada, sin un debate a fondo de los grandes temas nacionales, precisamente debido a que Bolsonaro consiguió imponer su agenda repleta de mentiras. De hecho, fue necesario realizar un gran esfuerzo para deshacer toda esa trama de mentiras. Razón por la cual, tanto las cuestiones económicas como las política, quedaban fuera de la campaña. El clima de guerra religiosa y moral marcó la pauta general de todo la campaña, al tiempo que la violencia se generalizaba. El último acto fue el del ex diputado Roberto Jefferson, quien intentó transformarse en un mártir, buscando reconstituir el clima que había creado el candidato Bolsonaro con su famosa puñalada durante las elecciones de 2018. Al atacar a la Policía Federal esperaba un revival de aquello, pero no lo hubo. El globo explotó causando múltiples estragos en la campaña bolsonarista. En el campo de la oposición al gobierno las compuertas iban cerrándose y viejos adversarios se unieron para derrotar Bolsonaro.

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