Footprints - Praia do Castelejo, Vila do Bispo, Algarve

sexta-feira, 30 de agosto de 2024

«Cada noche me vigilan cuatro drones»

Cuando entra en un espacio, su fuerza arrolladora lo llena. Cuando habla, empieza por lo importante. A María Alemán (Bonito Horiental, Honduras, 1991) no le gustan los rodeos: ella es una defensora de la tierra amenazada constantemente por la familia Facussé. Sabe que puede morir asesinada en cualquier momento, como ya han sido asesinados más de 250 compañeros y compañeras en los últimos años en el territorio del Bajo Aguán. En esa parte de Honduras tiene lugar una guerra que no consta en los registros de la ONU ni en los medios de comunicación: es la guerra por las tierras, de la que informa la ONG Alboan en un viaje al que han invitado a periodistas vascas. Campesinos han recuperado las tierras que les fueron dadas por el Gobierno en 1974 en titularidad de cooperativa agrícola y arrebatadas por la familia Facusé, principalmente, tras la reforma agraria de 1994 para plantar masivamente palma africana. La intimidación, el hostigamiento, el secuestro y los asesinatos cometidos por sicarios son las armas de los Facussé; atrincherarse en las cooperativas agrícolas, la del campesinado.


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