Las taquilleras de la puerta principal del Dox, un edificio minimalista transformado en museo hace cuatro años, lo advierten con rotundidad: los menores de edad no pueden acceder a la exposición dedicada alAccionismo vienés (El elemento femenino en el Accionismo vienéses el título). Y una de ellas advierte con ironía a un visitante masculino que las obras pueden “perturbar”, aunque se haya rebasado esa edad. Puede que no sea para tanto, pero lo cierto es que el movimiento surgido en la Viena de los años sesenta no deja indiferente al espectador.
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