Cómo puede ser que un presidente tan impopular e impugnado como Trump,
con un nivel muy bajo de aceptación (37 por ciento) –según encuestas
poco creíbles–, obtenga durante su acrobático cuan caótico mandato
(cinco meses) cuatro triunfos electorales/locales consecutivos frente al
desplome del Partido Demócrata (PD) que goza del apoyo casi monopólico
de los multimedia controlados por sus enemigos, tipo George Soros, que
lo abominan?
Dos cosas: una, en la fase tecnológica de Internet, las
redes sociales son más efectivas e influyentes que los otrora
legendarios multimedia tipo The Washington Post y The New York Times, o existe un genuino trumpismo, con o sin Trump, o quizás las dos opciones sean válidas.
Un
trumpismo sin Trumpsería un escenario digno de ser ponderado en caso de que sea defenestrado el polémico presidente empresario –sea por colusión con
potencias foráneas, sea por
obstrucción a la justicia, siempre y cuando avalen las dos terceras partes del Senado, hoy en manos del Partido Republicano, la sesgada y cantada sentencia judicial maquinada por los aparatos legaloides de los Clinton y Obama quienes, han puesto en alto riesgo al PD que se ha clavado en su patológica obsesión monotemática por el Russiagate y se ha olvidado de la agenda de los ciudadanos comunes, quienes les han volteado las espaldas en las recientes cuatro elecciones locales que han perdido en forma estrepitosa.
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