Tras 10 años de crisis, podríamos llamar a las circunstancias actuales
como nuevo-viejo modelo económico, basado en una economía de servicios y
cuya principal vía competitiva es el precio. Pésima elección que va a
afectar a nuestro bienestar como sociedad de manera significativa. Una
de las vías que más van a interferir en nuestra calidad de vida va a ser
la salud, y en concreto, la salud mental.
Según la Organización
Mundial de la Salud (OMS), la salud mental es "un estado de bienestar en
el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede
afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma
productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su
comunidad". En España, entre las diez enfermedades más declaradas, según
la Encuesta Europea de Salud (2014), encontramos dos de carácter
mental, como son la depresión (6.89%) y la ansiedad crónica (6.85%). Si
nos centramos en la depresión, la misma encuesta nos dice, atendiendo a
un cuestionario específico (Patient Health Questionnaire, PHQ-8), que
alrededor de un 16% de la población de nuestro país presenta
sintomatología depresiva en diferentes grados. Según se informa: "En
términos absolutos, casi cinco millones de personas (4.929.400)
presentan sintomatología depresiva leve o moderada (12,74%) y otro
millón (1.110.600) moderadamente grave o grave (2,87%). En total, más
del 15% de la población residente en España presenta sintomatología
depresiva de distinta gravedad".
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