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quarta-feira, 6 de dezembro de 2017

La judicialización de la política pone en tela de juicio la madurez de la democracia española

El juez Pablo Llarena ratificó hoy la condena de prisión para el expresident Oriol Junqueras, el ex consejero del Interior Joaquim Forn y los dos Jordis (líderes de la ANC y Omnium) lo que pone de manifiesto la judialización de la política española y la falta de madurez de la democracia española.
Poco después de conocerse el dictamen de Llarena, que dejó en libertad condicional bajo fianza de 100.000 euros a seis exconsellers, el juez belga que instruye el caso de Puigdemont y los cuatro miembros del Govern que le acompañan en “el exilio belga”, pospuso hasta el 14 de diciembre su decisión sobre la orden de extradición emitida por la jueza Carme Lamela el pasado 3 de noviembre.
La defensa de Puigdemont y de los ex consellers Antoni Comín, Clara Ponsati, Lluís Puig y Merixell Serret, alegó durante la vista del juicio de esta mañana -que se prolongó durante casi cuatro horas- que sus clientes no tienen “garantías de un juicio justo” en España donde, remachó, flaquean los Derechos Humanos.
Todos los implicados en la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) del pasado 27 de octubre fueron encarcelados por sus actividades políticas (legales en Cataluña e ilegales en el resto del territorio español) por lo que el conflicto entre ambas partes debió tener una solución política (en el peor de los casos sanciones políticas). Dejar el caso “en manos de los jueces” podría interpretarse como el resultado de un “grave déficit” democrático.

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