Manifestante anti-brexit, en la marcha
de este fin de semana contra Boris Johnson en Whitehall, la zona de los
edificios del Gobierno británico, en Londres. REUTERS/Henry Nicholls
En efecto, el nombre de David Cameron quedará asociado al fiasco más estrepitoso de la historia reciente del Reino Unido: el brexit.
Este fiasco ya está dejando tras de sí un paisaje político devastado
por una especie de bomba de racimo política cuyas múltiples esquirlas se
proyectan en todas las direcciones. Hasta el punto no solo de
cuestionar la cohesión y la unidad del Reino Unido, sino también de
servir de precedente para la disolución de la Unión Europea (UE).
Efectivamente, una de las cuestiones centrales que plantea el brexit
es la de la articulación, incluso la contradicción, entre, por una
parte, las dinámicas políticas nacionales de los Estados miembros y, por
la otra, una integración económica reforzada automáticamente por el
mercado único europeo.
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