Los trabajadores sienten la presión de la situación creada por la histeria de los medios y el cierre de los bancos. Son relativamente críticos sobre las concesiones hechas por el gobierno durante estas agotadoras negociaciones pero, en general, tienen confianza en la victoria del No. Esperan de ella que dé un nuevo punto de partida al gobierno de Syriza y facilite el desarrollo de una parte mayor de su programa.
Querría animar a todas las personas que siguen la situación en Grecia, con una mezcla típica de ansiedad y de esperanza, a mantener la cabeza lo más fría posible. Los medios griegos están en un estado de histeria, y los medios occidentales en una situación no muy diferente. Uno de sus temas favoritos, en el colmo de la atmósfera apocalíptica que propagan, es que el referéndum no tendrá lugar, que el gobierno en realidad ha aceptado el plan Juncker, que va a anular el referéndum, etc. Atención a todas esas desinformaciones.
Es cierto que algunas iniciativas del gobierno son, por lo menos, ambiguas y discutibles. Es particularmente cierto esto respecto a la propuesta de ayer (martes 30 ) a favor de un nuevo préstamo del MES y a la carta enviada hoy por Alexis Tsipras al Eurogrupo. Su objetivo era dar pruebas de buena voluntad y dar crédito a la idea de que la semana próxima, tras una potencial victoria del No, podría reiniciarse un nuevo ciclo de “negociaciones”. Pero todo el mundo sabe aquí que: a) esto es muy improbable y b) que en cualquier caso, ninguna negociación está actualmente en curso. Merkel ha expresado claramente que ningún diálogo será posible antes del domingo.
Por ambas partes, todo esto tiene mucho de “pose” y de maniobra táctica por parte de Syriza. Pero es también cierto que refleja las contradicciones en el seno del gobierno griego y del propio Syriza. Su ala “realista” (dirigida por el viceprimer ministro Yannis Dragasakis) defiende la idea de que el referéndum no es más que un desagradable (y breve) paréntesis y que las negociaciones podrán recomenzar sobre la base de las profundas concesiones que el gobierno griego había aceptado justo antes de la ruptura de las discusiones. En cambio, la posición oficial es que las negociaciones deberán recomenzar “a partir de cero”, lo que significa que todas las precedentes propuestas griegas deben ahora ser consideradas obsoletas.
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