La proposición de ley presentada por Ciudadanos sobre la denominada
gestación subrogada (o gestación por cuenta ajena) dice de sí misma, en
su espantosamente redactada exposición de motivos, que se propone
regular un derecho a la gestación subrogada, y sus condiciones de
ejercicio, y que esas condiciones se sujetarán a los principios de
libertad, igualdad, dignidad, ausencia de ánimo de lucro y la más
intensa solidaridad entre personas libres e iguales. Retengamos esta
última expresión: “La más intensa solidaridad entre personas libres e iguales”.
Todo
parece indicar, al leer esta exposición de motivos, que Ciudadanos
quiere habilitar una nueva forma de voluntariado: la de legiones de
mujeres dispuestas a prestar su cuerpo desinteresadamente a personas a
las que no conocen, a fin de que puedan satisfacer su deseo de
maternidad o paternidad sin pasar, respectivamente, por el parto o por
el coito. Quizás también cuenta Ciudadanos con que, igual que hay
campañas de donación de sangre, las habrá para el alistamiento en el
Registro Nacional de Gestación por Subrogación. Todo por altruismo: “Sea
solidaria, ofrézcase como mujer gestante”.
¿Alguien puede creer que una mujer se alistará en un Registro como
candidata a ser elegida por varones o parejas desconocidas para soportar
un embarazo y parir por cuenta ajena, por una razón que no sea ganar
dinero? ¿Es serio que se diga en la exposición de motivos que se trata
de regular una actividad de “intensa solidaridad”? “Es el mercado,
idiota”, me parece estar oyendo responder.
Leí y oí que Ciudadanos publicitó su iniciativa destacando que
su proposición de ley descartaba toda posibilidad de mercantilización
del cuerpo de la mujer, porque sólo se admitía el contrato cuando no
hubiera ánimo de lucro. Se trataba, según Ciudadanos, de un instrumento
para hacer posible un derecho, en el ámbito de relaciones de
solidaridad. Imaginé, entonces, que lo que se contemplaba en su ley
sería la posibilidad de que una mujer prestase su cuerpo a una hermana o
a una amiga íntima que no pudiera soportar con éxito un embarazo. Me
parecía difícil una regulación en esos términos que impidiera la
expansión de esta práctica fuera del círculo de personas cercanas entre
las que sí pudiera ser imaginable una motivación altruista de
solidaridad, similar a la que concurre en casos de donación entre vivos
de órganos no vitales (como, por ejemplo, un riñón).
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