Si el lector quiere una cifra, pruebe 194. Este es el número de
países que hay en el planeta Tierra (ponga o quite uno o dos). El
informe de Nick Turse que publicamos hoy habla de una cifra relacionada
que le dejará boquiabierto; por lo menos 137 de esos países (el 70 por
ciento de ellos) ya tienen algo en común en este 2017, y todavía no
hemos completado la mitad del año*. Estos países comparten la
experiencia de tener unidades de las fuerzas de Operaciones Especiales
(FOE) estadounidenses desplegadas en su territorio. Supuestamente, en
este guarismo no están incluidos Rusia, China, Irán, Andorra o Mónaco (a
menos que vigilar los casinos del mundo sea una novedosa prioridad
nacional para nuestro presidente afecto al capitalismo de timba). Aun
así, son la evidencia de la gran apuesta que el militarismo de casino ha
hecho en estos años: que unas fuerzas de elite de operaciones
especiales puedan hacer lo que el resto de las fuerzas armadas de
Estados Unidos no han podido: conseguir un triunfo en un conflicto, o en
un par de ellos.
Podemos pensar que en estos años
el Comando de Operaciones Especiales (o SOCOM) ha ganado el premio
mayor de la lotería. De los pocos miles de soldados de elite que tenía a
sus órdenes en los ochenta ha crecido hasta los 70.000 de estos
momentos; esto es, una fuerza mayor que los ejércitos de muchos países.
Por lo menos, 8.000 de ellos están asaltando, adiestrando y asesorando
en el extranjero en cualquier momento dado. De hecho, es estos días es
casi seguro que si la guerra estadounidense se intensifica en algún
sitio del mundo, las FOE están allí desempeñando un papel central. Por
ejemplo, en Siria, hace un año, había 50 operadores especiales ayudando a
las distintas fuerzas que luchaban contra el Daesh. Ahora, cuando se
intensifica la batalla por la ‘capital’ del Califato, esa cifra se ha
elevado a 500 y, obviamente, continúa creciendo (algo parecido ocurre en
Irán; sin duda, después de que el Pentágono despache en los próximos
meses su último mini-contingente de personal a Afganistán, también en
este país.
En cuanto al dinero, el SOCOM
ciertamente ha ganado en la versión Pentágono de la ruleta Por supuesto,
en esa versión, todos ganan (aunque algunos son más ganadores que
otros). Entre 2001 y 2014, la asignación presupuestaria de las FOE se
incrementó en un nada modesto 21,3 por ciento y, desde entonces, no ha
parado de crecer.
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