“Una cosa era jugar a ser Dios y otra ‒más modesta y estadounidense‒ jugar al héroe del Oeste salvaje”. -John Dower, Culturas de guerra. Pearl Harbor, Hiroshima, 11S, Iraq, Pasado & Presente, Barcelona, 2012, p. 349.
Estados Unidos es el país de las armas, de la biblia y del dólar. Esas cosas están tan interconectadas que constituyen una forma de cultura, sí la cultura de la guerra y de la muerte.
Una manifestación cotidiana de esa cultura es la adoración de las armas, algo histórico que se remite a la misma formación de los Estados Unidos, puesto que en 1791 se aprobó la segunda enmienda que literalmente dice: “no se infringirá el derecho de las personas a mantener y portar armas”.
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