A la vista de cómo han ido evolucionando las circunstancias, todo hace indicar que estaban bastante equivocados y que 2022 puede ser otro año lleno de sobresaltos y dificultades económicas.
Como era de esperar desde el momento en que los países ricos acumularon vacunas dejando sin ellas a los más pobres, la pandemia no se acaba. Los sucesivos brotes han supuesto sobresaltos continuos que frenan la actividad económica y aumentan la vulnerabilidad, no solo económica sino también social y política en casi todos los países. Mientras no cambie la estrategia global de vacunación, no habrá recuperación definitiva posible. Las variantes del virus seguirán brotando y las economías volverán a resentirse por la incertidumbre, tensiones y frenazos que ya hemos visto que produce la Covid-19.
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