En los archivos del entonces quincuagenario Henry Kissinger (hoy centenario con crímenes en su historial que es preciso contar por miles) figura el encuentro en Londres, en diciembre de 1971, entre Richard Nixon y Edward Heath, en el que Nixon recomienda seguir alentando a la dictadura militar de Brasil, que ayudó a “arreglar las elecciones uruguayas”.
Pasajes como este constituyen un desmentido a la afirmación de los medios controlados por corporaciones de que la imposición política de las grandes potencias va dirigida a preservar la democracia. Las urnas tiradas en cualquier lugar y la cantidad de votos superior al número de electores son trucos concebidos por estrategas imperialistas. Se aplicaron en Uruguay y se han aplicado en otros países (en República Dominicana, por ejemplo, en 1966 y en 1994).
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