El presidente norteamericano Joe Biden y, hasta ayer, nueve gobernadores republicanos de ultraderecha están lanzados a una histérica competencia para captar el voto fascista con miras a las elecciones de 2024, y en ese trance están provocando un acelerado proceso de militarización de la frontera con México. El pretexto es frenar a las legiones de emigrantes, especialmente centroamericanos, que pretenden ingresar pacíficamente a Estados Unidos, en busca de una «pega» que les permita acceder a un plato de comida.
En una avanzada silenciosa, para la que no hay voces ni medios que amplifiquen el pánico generado en las comunidades latinas, miles de soldados llegan a los puntos críticos, preferentemente en Texas, que desde el golfo de México hasta El Paso tiene una frontera de 2100 kilómetros.
Sem comentários:
Enviar um comentário