El proceso de transformación de Túnez en una dictadura ha completado casi todas las etapas necesarias. No es algo que preocupe a la Unión Europea. Es más, es posible que piense que le beneficia. Un solo interlocutor al que convencer para que acepte interpretar el papel de policía de fronteras del sur de Europa.
No hay que ser tacaño con el precio. No obligan a nadie a hacerlo gratis. Las compensaciones económicas serán numerosas. Se retorcerá el lenguaje para sostener que ese compromiso es compatible con la política de derechos humanos comunitaria.
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