Las despedidas de los ejecutados por el franquismo son «el género literario que expresa con más emoción el drama de la guerra civil», según Xesús Alonso Montero, quien a sus 92 años sigue recopilando las últimas misivas de presos gallegos.
Un día antes de que lo ejecutasen, Manuel Estévez Gómez le envió a su familia una carta sobrecogedora en la que explicaba el motivo de su muerte a manos de «todos esos canallas que se llaman representantes de la justicia». Fechada el 28 de enero de 1937, se dirige a sus «queridos hijos» y en especial a Emilia, la mayor: «Me matan por ser bueno, por querer que vosotros no padezcáis hambre y no andéis descalzos; en una palabra, por defender un gobierno que estaba constituido».
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