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sábado, 5 de agosto de 2017

Estados Unidos contra Rusia

Estados Unidos se ha convertido en una fábrica de sanciones y las aplica, bajo cualquier pretexto, con el objetivo de adueñarse o controlar yacimientos de petróleo, agua o minerales que le sean necesarios para tratar de recuperar la hegemonía económica mundial que ha perdido en los últimos años.
Los tiempos han ido cambiando y ya no es lo mismo lidiar con países que emergen con fuerza suficiente para contraponérsele como China, Rusia, Irán, o algunos miembros de asociaciones que luchan por mantener la independencia y soberanía de sus naciones en América Latina, África y Asia.
El pasado 27 de julio, el Senado de Estados Unidos ratificó con amplia mayoría, aprobada anteriormente en la Cámara Baja, la imposición de nuevas sanciones contra empresas y ciudadanos rusos, así como contra Irán y Corea del Norte.
El proyecto de ley fue enviado a la Oficina Oval y el presidente Donald Trump lo firmará para que entre en vigor.
En el caso de Rusia, las medidas van dirigidas contra su sector energético y financiero, personas que Washington considera sospechosas de lanzar ciberataques; empresas a las que acusa de proveer armas a Damasco, y a otros ciudadanos que culpa de interferir en las elecciones presidenciales del pasado año, sin que existan pruebas.

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