Las barreras comerciales y tecnológicas, el fomento del separatismo, las campañas mediáticas y un intenso espionaje y hackeo, complementan el cerco militar.
El algo confuso concepto de “guerra híbrida” suele utilizarse para describir toda la panoplia de presiones y acciones militares, diplomáticas, de servicios secretos, desinformación, propaganda y ataques digitales utilizada contra una potencia adversaria. No describe una realidad nueva -la tradicional guerra fría del mundo bipolar ya contenía casi todo eso- pero incorpora las nuevas posibilidades no convencionales de sabotaje y desinformación abiertas por las nuevas tecnologías, en particular las digitales. Esas posibilidades son hoy recurso generalizado de todas las grandes potencias.
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