Escrita con esténcil en las paredes de Santiago de Chile hay una declaración de hecho: “tus privilegios no son universales”. Se trata de una declaración factual porque los privilegios del poder y la propiedad no se comparten a través de la enorme división entre clases.
Consideremos el hecho de que, antes de que nos golpee la pandemia el
año pasado, más de 3.000 millones de personas —la mitad de la población
mundial— no tenía acceso a atención de salud. Este dato aparece en un informe de
la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2017 que hace seguimiento
de asuntos importantes como acceso a servicios básicos de saneamiento en
los hogares (de lo que carecen 2.300 millones de personas) y atención
médica para la hipertensión (que sufren 1.000 millones de personas).
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