En las últimas semanas han salido a la luz los problemas de producción y suministro con dos de las compañías que tienen autorizada la vacuna para la COVID-19 o están a las puertas de obtenerla. El propio presidente del Consejo Europeo, Charles Michael, ha llegado a afirmar «los poderes (…) podrían utilizarse para obligar a los fabricantes de vacunas a compartir sus patentes, u otras licencias, y tomar otras medidas para aumentar la producción”.
En este contexto de evidente tensión entre la fabricación de vacunas y la demanda de estas, y de absoluta falta de transparencia en los contratos de compra de las vacunas, Médicos Sin Fronteras (MSF) y Salud por Derecho plantean que suspender las patentes, como se viene discutiendo en la Organización Mundial del Comercio (OMC) desde hace tres meses, daría entrada a más fabricantes y permitiría aumentar la producción.
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