Footprints - Praia do Castelejo, Vila do Bispo, Algarve

quarta-feira, 15 de abril de 2015

La vergüenza de Yarmuk


Los miembros de mi familia que vivían en Yarmuk, Siria, desparecieron hace muchos meses. No tenemos ni idea de quién está muerto ni quién está vivo. A diferencia de otro de mis tíos y sus hijos en Libia, que escaparon de la guerra de la OTAN y aparecieron con vida unos meses después tras haber estado escondidos en alguna parte del desierto, la familia de mi tío en Siria desapareció por completo como si se los hubiera tragado un agujero negro, como si hubieran pasado a otra dimensión.
Elijo la analogía del “agujero negro” en oposición a la utilizada por el Secretario General de la ONU Ban Ki-moon –“el círculo más profundo del infierno”- que recientemente pronunció en referencia a la terrible situación de los palestinos en Yarmuk tras los avances de las infames milicias del Estado Islámico (EI) a primeros de abril. Si hay algo de justicia en el más allá, ningún refugiado palestino –incluso aquellos que no rezan cinco veces al día o no van a la iglesia cada domingo- se merece estar en ningún “círculo del infierno”, profundo o superficial. El sufrimiento que llevan soportando en este mundo desde la fundación de Israel sobre sus pueblos y ciudades en Palestina hace 66 años es suficiente como para redimir todos sus pecados colectivos, pasados y presentes.
Sin embargo, por ahora, la justicia es algo que sigue estando fuera de su alcance. Los refugiados de Yarmuk –cuya población superó en otro tiempo los 250.000, reduciéndose hasta 18.000 según iba avanzando la guerra siria- es un microcosmos de la historia de toda una nación, cuyo perpetuo sufrimiento nos avergüenza a todos, no puede excluirse a nadie.
Los refugiados palestinos (algunos desplazados en varias ocasiones) que escaparon de la guerra siria al Líbano, Jordania o se encuentran desplazados dentro de Siria, están experimentando la cruel realidad bajo los terrenos duros e inhóspitos de la guerra y de los regímenes árabes. Muchos de los que se quedaron en Yarmuk murieron despedazados por las bombas de barril del ejército sirio, o acosados –y ahora decapitados- por los grupos mezquinos y violentos que controlan el campo, incluyendo el Frente al-Nusra y, últimamente, el Estado Islámico.
Los que de alguna manera han logrado evitar las lesiones corporales están muriéndose de hambre. La muerte por inanición en Yarmuk es también responsabilidad de todas las partes implicadas y las “condiciones inhumanas” en las que a duras penas sobreviven –sobre todo a partir de diciembre de 2012- es una marca vergonzosa en la frente de la comunidad internacional en general y de la Liga Árabe en particular.
Estos son algunos de los culpables del sufrimiento de Yarmuk:

Sem comentários:

Enviar um comentário