Cada año más de 30.000 ciudadanos de Estados Unidos pierden la vida a
causa de disparos. Cada mes, en patios escolares, discotecas, salas de
concierto, centros de trabajo y lugares públicos, personas inocentes son
exterminadas por asesinos que manejan potentes armas semiautomáticas
compradas legalmente. La Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus
siglas inglesas), una organización con 3 millones de afiliados, apoya y
promociona el acceso libre a armamento militar. La inmensa mayoría de
legisladores, presidentes y jueces de EE.UU. es partidaria de la
posesión de esas mismas armas que causan las masacres.
¿Por qué el
sistema político estadounidense se lamenta de la frecuencia con que se
producen atentados masivos y sin embargo respalda el proceso político
que hace posibles las matanzas? El volumen, alcance y duración de las
masacre requiere que examinemos las características sistémicas a gran
escala y largo plazo de la economía política estadounidense.
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