Después de meses de amenazas, al final Trump disparó, el 13 de marzo, a
la cabeza de su Secretario de Estado, Rex Tillerson. Es la primera vez
en un siglo que un jefe de la diplomacia estadunidense es destituido. ”Dos reyes no caben en un mismo reino”,
reza un dicho persa, y la colisión entre los dos multimillonarios y
machos alfa acabó en un terremoto cuyas réplicas serán igual de
mortales, sobre todo para las gentes de Oriente Próximo.
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