En un mundo de paradojas como este, mientras el hambre domina de un
lado, su peor antítesis gana terreno del otro. Y de ambos flagelos nace
una preocupante conclusión: la humanidad se enfrenta a una situación
nutricional grave.
«Unos 2 000 millones de personas carecen de
micronutrientes clave como el hierro y la vitamina A; 52 millones de
niños padecen emaciación (pérdida involuntaria de más del 10 % del peso
corporal)… El 88% de los países soportan la pesada carga de dos o tres
formas de malnutrición (retraso del crecimiento en la infancia, anemia
en las mujeres en edad reproductiva o sobrepeso en las mujeres adultas),
y los progresos respecto a las metas mundiales de nutrición evolucionan
con lentitud», señala el Informe de la Nutrición Mundial del 2017.
Si los datos no fuesen del todo claros, basta saber que en el planeta una de cada tres personas está malnutrida.
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