La deuda pública de todos los países del mundo se quintuplicó en los últimos 20 años: pasó de 17 billones de dólares en 2002 a 92 billones de dólares el año pasado. Al mismo tiempo, el crecimiento de la producción mundial, el PBI, se triplicó, es decir, el producto creció a un ritmo un 40% inferior al del endeudamiento. El desfasaje entre el aumento de la deuda y el producto ha ejercido presión sobre los presupuestos públicos de naciones de todo el mundo. El problema aqueja principalmente a los países más pobres, llamados países en vías de desarrollo. Esto significa que cada vez se destinan más recursos al pago de los acreedores y menos al bienestar de la población, que es la que más necesita la atención del Estado.
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