Hace varios años decidí estudiar ciencia política, lo hice por que
siempre creí en lo colectivo, creí, como decía Galeano, que debíamos
tener el coraje para estar solos y la valentía para unirnos, porque de
nada sirve un diente fuera de la boca, ni un dedo fuera de la mano.
Creí, en definitiva, más en los libros de Galeano que en los libros de
autoayuda.
Fue Galeano quien me abrió la ventana para mirar el mundo, a mí y a
muchos otros que, apenas viviendo un par de años sometidos por las
dictaduras de nuestra América, supimos que nuestro subdesarrollo no es
una etapa más del desarrollo, y que ninguna riqueza es inocente, todas,
pues, son consecuencia del despojo ajeno; de Galeano supe que para que
el norte del mundo consuma de más, todo el sur debe consumir de menos.
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