Digan lo que digan sus autoridades, el coronavirus se está propagando por Egipto.
Todos los países han tenido que esforzarse para aceptar la realidad
de una pandemia mortal. La primera reacción del líder supremo de Irán,
el ayatolá Ali Jamanei, fue llamar al coronavirus “enfermedad ridícula” utilizada como pretexto por los enemigos de Irán para disuadir a la gente de votar en las elecciones parlamentarias.
La
primera reacción de Egipto fue enviar a su
ministra de Sanidad, Hala Zayed, a China en misión solidaria. “Si no hubiera
sido por las fuertes medidas protectoras adoptadas por el Gobierno chino, la
situación podía haber sido diferente en todo el mundo y el brote podría haber
sido mayor”, dijo Zayed.
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