Lo mismo sucedió con la Patrullera P 77 «Infanta Cristina», actualmente
de baja y fondeada en el muelle del arsenal de Cartagena, cuya
tripulación y por extensión toda la Armada española y todos los
españoles, hubo -hubimos- de sufrir la humillación de ver pasear por los
mares del mundo el nombre de una Infanta imputada por corrupción, a la
que solo su condición de miembro de la familia real eximió de una
condena por fraude fiscal y blanqueamiento de capitales, por resolución
de una justicia cobarde plegada a los intereses de la Casa Real, pese a
estar implicada al 50% con su marido Iñaki Urdangarín en el «Caso Noós».
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