Footprints - Praia do Castelejo, Vila do Bispo, Algarve

quarta-feira, 14 de outubro de 2015

4.000 km para frenar a la Troika

4.000 km pueden parecer muchos y, sin embargo, siguen siendo pocos para denunciar a la Europa del capital y reclamar la construcción de una Europa de las personas. Éste es el propósito de las Euromarchas, que partieron de Gibraltar hacia Bruselas el jueves 1 de octubre retomando un camino ya abierto en 1997 con la primera euromarcha contra el Tratado de Maastricht. Pero estas Euromarchas también se hacen eco de las exigencias de sus precursoras a nivel estatal, las Marchas de la Dignidad, esta vez con un horizonte más amplio: Europa.
Estas marchas europeas buscan protestar, como sus antecesoras, contra la pobreza, el paro y la precariedad, los paraísos fiscales, pero también contra el ‘austericidio’, el pago de la deuda y los tratados de libre comercio e inversión que se quieren imponer como el TTIP. Es­pe­cial­mente reseñable, dado el contexto de crisis humanitaria de los refugiados y del ascenso de la extrema derecha, es el reclamo de una Europa contra la xenofobia y el racismo que no deje a ningún ser humano al margen. Así, las alambradas que bordean el continente han pasado a sustituir las estrellas de los países miembros de la Unión en la imagen oficial de las Euromarchas.
Miguel Urbán, eurodiputado de Podemos, recuerda que estas marchas se llevan realizando desde hace bastante tiempo, y cita la organizada contra el tratado de Niza en 2001. Para Urbán, han sido un ejemplo de “fusión entre lo sindical y lo social, dónde los partidos estaban menos presentes”. Una de las últimas ha provenido, en marzo de este año, del Movimiento por el Agua. Gracias a ella, el Europarlamento ha aprobado la primera iniciativa legislativa ciudadana europea: Right2Water, que busca garantizar el agua para todos y que ésta se considere como un derecho humano.

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