Dejando a un lado a German Lubitz, el piloto que estrelló el vuelo 9525
de Germanwings en Marzo, parece haber pruebas de que la sacrosanta
trinidad del capitalismo alemán, no es trigo limpio. Volkswagen,
Deustche Bank y Siemens, las 3 joyas de la corona carolingia. Los
paradigmas de la nueva Europa. Y nos pondremos el buzo más recio con la
nariz tapada, para abrir la alcantarilla. Este motor echa demasiado
humo.
Resulta que ahora nos fijamos más en si mi coche está trucado, para cobrar los mil euros que quizá me ofrezcan, en si tal comunidad (Navarra sin ir más lejos) se perderán puestos de trabajo, o si la publicidad ha sido en parte engañosa. El asunto principal es que el coche mata más por el gas que sale por su tubo de escape, que por los accidentes que provoca; que ya es decir. Y que los vigilantes de nuestra salud sólo aparentan cubrir el expediente.
¿Pero quién controla al controlador? «Puesta la ley, puesta la trampa» dice el vulgo. El ministro Soria se pone de rodillas a rezar para que no se lleven a otro país las fábricas, pero no le preocupa lo más mínimo la salud de sus administrados. Nos venden el automóvil como un portentoso artefacto que nos da la vida y resulta que es al contrario. Existe un atentado gravísimo a la salud pública y un engaño a usuarias y consumidores. Un ejemplo perfecto del sistema (capitalista) inmoral que nos gobierna, con el permiso de una importante mayoría electoral. Deberíamos plantearnos qué puñetas hacemos en nuestras ciudades rodeados de coches por todas partes. Usemos de una vez las piernas, la bici o el bus.
¿Cuánto puede ganar una empresa que sabe se está arriesgando a pagar multas de 16.000 millones de euros? ¿O es que les sale mejor pagar la multa, aunque les pillen? La buena reputación de la economía alemana se basa en la credibilidad de estas tres empresas, que han tenido graves problemas con la justicia y el fisco. Veamos con la poca luz que entra por las rendijas.
Resulta que ahora nos fijamos más en si mi coche está trucado, para cobrar los mil euros que quizá me ofrezcan, en si tal comunidad (Navarra sin ir más lejos) se perderán puestos de trabajo, o si la publicidad ha sido en parte engañosa. El asunto principal es que el coche mata más por el gas que sale por su tubo de escape, que por los accidentes que provoca; que ya es decir. Y que los vigilantes de nuestra salud sólo aparentan cubrir el expediente.
¿Pero quién controla al controlador? «Puesta la ley, puesta la trampa» dice el vulgo. El ministro Soria se pone de rodillas a rezar para que no se lleven a otro país las fábricas, pero no le preocupa lo más mínimo la salud de sus administrados. Nos venden el automóvil como un portentoso artefacto que nos da la vida y resulta que es al contrario. Existe un atentado gravísimo a la salud pública y un engaño a usuarias y consumidores. Un ejemplo perfecto del sistema (capitalista) inmoral que nos gobierna, con el permiso de una importante mayoría electoral. Deberíamos plantearnos qué puñetas hacemos en nuestras ciudades rodeados de coches por todas partes. Usemos de una vez las piernas, la bici o el bus.
¿Cuánto puede ganar una empresa que sabe se está arriesgando a pagar multas de 16.000 millones de euros? ¿O es que les sale mejor pagar la multa, aunque les pillen? La buena reputación de la economía alemana se basa en la credibilidad de estas tres empresas, que han tenido graves problemas con la justicia y el fisco. Veamos con la poca luz que entra por las rendijas.
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