La sentencia clave en el artículo principal de The New York Times
sobre los ataques aéreos rusos contra objetivos rebeldes sirios aparece
al final de la historia, cinco párrafos antes del fin, donde el Times
señala de pasada que el área al norte de Homs donde ocurrieron los
ataques había sido el lugar de una ofensiva de una coalición “que
incluye al Frente Nusra”.
Lo que no dice el Times en ese
contexto es que el Frente Nusra es el afiliado de al-Qaida en Siria,
una omisión que tal vez se explica porque esa información adicional
afectaría el tono justiciero del artículo, acusando a Rusia de mala fe
al atacar a grupos rebeldes diferentes del Estado Islámico.
Pero los rusos han dejado claro que su intención era realizar ataques
aéreos contra la mezcla de grupos rebeldes en los cuales al-Qaida así
como el Estado Islámico ocupan papeles destacados. El Times y el resto de los medios dominantes de comunicación de EE.UU. solo juegan cuando pretenden otra cosa.
Además, la realidad sobre la fragmentada coalición rebelde de Siria es
que es virtualmente imposible distinguir entre los pocos rebeldes
“moderados” y los numerosos extremistas suníes. Por cierto, muchos
“moderados”, incluyendo algunos entrenados y armados por la CIA y el
Pentágono, se han unido al Frente Nusra de al-Qaida, llegando a entregar
armas y equipamientos estadounidenses a ese afiliado de la organización
terrorista que atacó Nueva York y Washington el 11 de septiembre de
2001. A menos que olvidemos que fue ese evento el que condujo a la
intervención militar directa de EE.UU. en Oriente Próximo.
No
obstante, en los últimos meses, el Gobierno israelí y sus aliados
neoconservadores estadounidenses han estado lanzando globos sonda
preguntando si al-Qaida podría ser reetiquetado como “suní moderado” y
convertirse en un aliado de facto de EE.UU. para lograr un “cambio de
régimen” en Siria, deponiendo al presidente Bashar al-Asad quien ha
estado durante años casi a la cabeza de la lista negra
israelí/neoconservadora.
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