Sí, esta es una guerra y el primer ministro Benjamin Netanyahu, con
el mandato del pueblo, ha ordenado su intensificación. Él no escuchaba
los mensajes del presidente palestino Mahmoud Abbas de conciliación y
aceptación en tiempos más tranquilos, ¿por qué debería escucharlos
ahora?
Netanyahu está intensificando la guerra principalmente
en el este de Jerusalén, con orgías de castigo colectivo. Prefiere
mostrar el éxito de Israel en desconectar físicamente a Jerusalén de la
mayor parte de la población palestina, lo que acentúa la ausencia de
dirigentes palestinos en Jerusalén Este y la debilidad del gobierno en
Ramallah, que está tratando de detener su hundimiento en el resto de
Cisjordania.
La guerra no se inició el pasado jueves, no
comienza con las víctimas judías y no termina cuando no hay judíos
asesinados. Los palestinos están luchando por su vida, en el sentido
pleno de la palabra. Nosotros, los judíos israelíes estamos luchando por
prevalecer como una nación de patrones, en la peor crueldad del
término.
De que nos demos cuenta de que hay una guerra sólo
cuando son asesinados judíos no anula el hecho de que los palestinos
están siendo asesinados todo el tiempo y que todo el tiempo estamos
haciendo todo lo posible para hacer su vida insoportable. La mayoría de
las veces se trata de una guerra unilateral, librada por nosotros, para
conseguir que digan "sí" al patrón, muchas gracias por mantenernos vivos
en nuestras reservas. Cuando algo en la unilateralidad de la guerra se
altera y son asesinados judíos, a continuación prestamos atención.
Los jóvenes palestinos no van a matar judíos porque son judíos, sino
porque somos sus ocupantes, sus torturadores, sus carceleros, los
ladrones de su tierra y el agua, los que los mandan al exilio, los
demoledores de sus hogares, los bloqueadores de su horizonte. Los
jóvenes palestinos, desesperados y con deseos de venganza están
dispuestos a perder sus vidas y causar a sus familias un gran dolor
porque el enemigo que enfrentan demuestra cada día que su maldad no
tiene límites.
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