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terça-feira, 6 de outubro de 2015

La guerra olvidada: tuaregs contra tubúes


 Desde el verano de 2014, una guerra civil desgarra Fezzan, la tercera provincia libia, junto con Cirenaica y Tripolitania, resabios del tiempo de la colonización. Esta guerra enfrenta a dos poblaciones que hasta entonces vivían en armonía. El derrumbe del Estado y el enfrentamiento entre los gobiernos de Trípoli y Tobruk han reavivado las ambiciones y los temores de unos y otros en un entorno de tráficos diversos y de ingerencias de las potencias extranjeras.
En medio del desierto, a 1.000 kilómetros al sur de Trípoli, una extraña guerra enfrenta a dos pueblos que se consideraban hermanos antes de que el torbellino post-revolucionario se llevara por delante su amistad. Lo tubúes, una minoría negra originaria del macizo del Tibesti, en el Chad, y los tuaregs, “los berberiscos del desierto” repartidos por toda la zona sahelo-sahariana, convivían desde la firma –al final del siglo XIX– de un tratado de paz. Pero en agosto de 2014 estalló la violencia en el oasis de Oubari, donde la influencia cada vez más marcada de los tubúes creó tensiones con la mayoría tuareg. Un año más tarde, en julio de 2015, los enfrentamientos llegaron a la capital de Fezzan, Sehba. A medida que el conflicto se instalaba se hacía más difícil entender el porqué de su persistencia. Las partes implicadas, convencidas de la presencia de una “quinta columna”, dicen que su destino ya se les ha escapado de las manos.




En otros tiempos situado en la ruta de las caravanas, el oasis de Oubari era conocido como el punto de partida de las visitas turísticas en el Sahara libio. Hoy en día, la ciudad está desierta, dividida en zonas enfrentadas y controladas por grupos armados. Los bombardeos de las unidades blindadas y los disparos de los francotiradores han hecho huir a un cuarto de su población –de unas 30.000 personas–. El resto de ellas resisten escondidas en sus barrios. Lo combates han matado a cientos de personas, y el hospital, privado de su personal asiático que ha huido de la ciudad, ya no puede atender a los heridos. A menudo, los más graves mueren durante el traslado a Trípoli. La ayuda tiene dificultades para llegar ya que el único camino que une los oasis en la dirección de Sehba por un lado y con la frontera argelina por el otro es cortado periódicamente por las milicias o los bandidos. Aislada del mundo, Oubari se viene abajo en el olvido total.

Sin embargo, Fezzan es muy importante desde el punto de vista geopolítico. Por esta región tan hostil, con sus fronteras con Argelia y con Níger, es por donde pasa no solo la mayor parte de los emigrantes del África subsahariana que tratan de cruzar el Mediterráneo sino también los narcotraficantes que transportan heroína y cocaína con destino a Europa. Es también aquí donde Mokhtar Belmokhtar, autor del ataque a la planta procesadora de gas argelina en Amenas, y otros jefes de la vaporosa Al-Qaeda en el Maghreb islámico (AQMI) tendrían sus bases de retaguardia y donde el Estado Islámico (EI) pretende crear una filial. Se trata de una zona peligrosa; Fezzan preocupa a la Unión Europea que, el 22 de mayo de 2013, montó una misión de ayuda en las fronteras (EUBAM, por sus siglas en inglés) encargada de asistir a las autoridades libias en la mejora y el refuerzo de la seguridad fronteriza del país, a partir de una invitación cursada por Libia1 para reforzar los controles a lo largo de su frontera. Desde entonces, el deterioro de las condiciones de seguridad ha imposibilitado la tarea.


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