En este tiempo, me he encontrado con más de una mujer que se ha
sentido aliviada cuando le hemos dicho (o le he dicho de forma
personal): «lo que te ha pasado es violencia sexual». A veces, la
violencia sexual es evidente. Otras, no tanto, cuando se ejerce de
forma online o cuando tenemos asumido (incluso entre nosotras)
el mensaje de «accede, no seas una mojigata, mira que eres estrecha…».
Sólo cuando pones nombre y apellidos a lo ocurrido, asumir que eso no
fue normal sino una agresión frente a tu consentimiento e intimidad,
puedes empezar el proceso de recuperación. Por eso es tan importante el
reconocimiento, y por eso es prioritario y urgente el desarrollo de la
ley de libertades sexuales.
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