Los últimos datos conocidos apuntan a que China ha entrado en una nueva
fase de la epidemia del nuevo coronavirus. En los últimos días, tienden a
bajar exponencialmente los casos confirmados y las muertes asociadas.
Atrás quedan las dos etapas previas. La primera, caracterizada por la
negación del brote, el ocultamiento de los datos y la represión de los
facultativos informantes. Lo que para unos obedeció a la natural
tendencia a la opacidad del sistema para otros fue simple resultado de
la impericia, pero ambos factores pudieron confluir. Sea como fuere, el
silencio y la demora en el lanzamiento de la alerta sanitaria
condicionaron negativamente su rápida expansión.
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