1. He decidido darme de baja definitivamente de Podemos. Quien tenga
interés en estas cosas puede ir buscando los móviles de esta decisión en
este mismo blog y otras intervenciones. Me voy sin amargura de ningún
tipo y sin reproches. Cada uno ha obrado conforme a las líneas de
causalidad propias o ajenas que debían determinar su conducta. Solo diré
que Podemos nunca fue para mí más que un instrumento y que compruebo
que ese instrumento no funciona ya. Seguramente porque el cambio de las
piezas y de la propia estructura operado por la dirección de Podemos ha
transformado enteramente a aquella organización que quiso ser el brazo
político representativo del 15M y otros movimientos sociales. Ya no es
la organización democrática que conocimos sino otra cosa, cuya
estructura se asemeja a la de los demás partidos, aunque tal vez los
diferencie de ellos una concepción coherente de la organización como una
empresa que concentra todos sus recursos en la obtención de un
producto, la victoria electoral, y prescinde de las mediaciones
democráticas y pluralistas de lo propiamente político. Podemos se
presenta como una plataforma orientada a un resultado: "ganar". Para
ello, se olvida de la política, o la sitúa en un apartado secundario y
variable de "contenidos". Frente a un comienzo, dominado por el
surgimiento de los círculos y el potente desafío al régimen, el Podemos
de hoy es ya otra cosa enteramente distinta. Es una parte del aparato
político de Estado español sin voluntad ni capacidad de acabar con el
régimen. En otros términos, Podemos está ya perfectamente inscrito en
ese eje izquierda-derecha que quiso desestabilizar en un principio. Es
ya izquierda, con todas las taras burocráticas y verticalistas de la
vieja izquierda. Hoy, a lo que ha quedado de Podemos se le puede aplicar
la paradoja de Lichtemberg tan apreciada por Freud: "es un cuchillo sin
filo al que solo le falta el mango."
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